El fascismo no ha sido históricamente un fenómeno universal. Aunque tras la primera guerra mundial hubo en casi todos los Estados europeos movimientos que mostraban distintas tendencias fascistas, en realidad sólo en algunos de ellos aparecieron con fuerza y llegaron a conquistar el poder. Una de las intenciones primordiales de este trabajo es demostrar que la coalición contrarrevolucionaria que defendió y asumió en España la destrucción violenta de la Segunda República cumplió la misma misión histórica, persiguió los mismos fines y logró los mismos beneficios que los regímenes fascistas de Italia y Alemania. La evidencia empírica que aporta esta investigación sobre Aragón permite corroborar en términos generales la validez de esta teoría. Tras reconstruir la naturaleza de la crisis que estimuló la creación de medidas políticas y militares extraordinarias, se analiza el origen y funcionamiento de una maquinaria represora que destruyó la capacidad de resistencia de las organizaciones obreras y republicanas, intimidó a sus adversarios menos activos y aniquiló físicamente a sus enemigos. Dado que el verdadero significado del fascismo no puede revelarse exclusivamente a través de un mero análisis cuantitativo del terror, los autores de este estudio han procurado también descubrir la función social desempeñada por las principales fuerzas políticas e ideológicas que convergieron en la causa "nacionalista" y configuraron, juntas y unificadas, la posterior coalición franquista.