Alcoholismo. La bestia silenciosa no es un libro de autoayuda. Tampoco es un prontuario científico sobre la naturaleza de la enfermedad, aunque no falten en sus páginas definiciones sobre la forma en que el alcohol provoca reacciones en el organismo, derivadas de su proceso de metabolización, que dan lugar al desarrollo de desórdenes y patologías. El ensayo aspira a constituirse en una voz de alarma, sincera, real, descarnada frente a la aceptación pública de una droga que encuentra las puertas abiertas en todos los contextos sociales; con motivo de fiestas, de convivencias, de hechos luctuosos; en compañía o en la soledad más absoluta; en ambientes soleados o bajo luces mortecinas; entre los jóvenes, a menudo aun púberes, en la edad madura o en la senectud; en contextos salubres o en el clima de mayor morbilidad. El alcoholismo trasciende de la categoría de drama individual o familiar para constituirse en un problema social de magnitud inconmensurable en el mundo Occidental. Las repercusiones son lamentables no solo en la salud del enfermo sino también en costes para el Sistema de salud, en absentismo laboral, delincuencia, conflictividad, violencia contra la mujer... No es la intención del libro hundir en la miseria a los alcohólicos sino presentarles la realidad para que en consecuencia sean conscientes de que manteniendo el consumo abusivo se rueda hacia la instalación en la enfermedad consolidada y en sus efectos colaterales dramáticos o bien, por el contrario, es posible la salida con el apoyo familiar y terapéutico, es posible volver a abrazar la vida con todas sus motivaciones potenciales antes despreciadas. Porque la naturaleza humana está concebida para disponer de una nueva oportunidad. El quid está en aprovecharla, desde el reconocimiento de la necesidad de ser ayudado, con el empujón de un motivo vital suficiente y con el apoyo de seres del entorno más cercano dispuestos a dar afecto.