El 3 de septiembre de 2003 se cumplen cincuenta años de la entrada en vigor del Convenio Europeo de Derechos Humanos, firmado en Roma el 4 de noviembre de 1950. Signo distintivo del Consejo de Europa, el Convenio ha sido completado por una serie de Protocolos adicionales que han perfeccionado progresivamente el catálogo de derechos reconocidos. Por otra parte, distintos Protocolos de enmienda han modificado el mecanismo de garantía instituido en 1950, y en especial el Protocolo número 11, adoptado en 1994 y entrado en vigor en 1998, que instituyó un Tribunal permanente de jurisdicción obligatoria. Ahora bien, tras los cambios experimentados como consecuencia del hundimiento del imperio ruso-soviético, los miembros del Consejo de Europa son hoy cuarenta y cuatro Estados, todos ellos vinculados jurídicamente por el Convenio Europeo de Derechos Humanos y sometidos a la jurisdicción del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Éste se encuentra colapsado por el elevadísimo número de demandas que debe resolver. Para hacer frente a esta situación, que indudablemente pone en peligro la profunda revolución que el Convenio significó en 1950 y sigue significando hoy en el Derecho internacional, es indispensable un análisis de los derechos reconocidos en el Convenio y en sus Protocolos adicionales normativos, del mecanismo de garantía instituido en 1950 y de su evolución en la práctica, de la organización y funcionamiento del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, y de las grandes líneas de su jurisprudencia, en la que es posible distinguir dos tendencias: una, de autocontrol judicial, respetuosa del carácter subsidiario del sistema europeo de protección de derechos y libertades, y otra, más progresiva, basada en una interpretación finalista del Convenio y, por ello, más protectora de los derechos y libertades reconocidos. La tesis que sostiene el autor de este libro, es que lo esencial estriba en pensar en las víctimas.