La cirugía cardiaca es un procedimiento de gran complejidad que precisa de la combinación de varias disciplinas y la participación de múltiples profesionales con un alto nivel tecnológico. El elevado soporte y gasto inherente que precisa hace necesario estudiar programas que aceleren el proceso de recuperación (?fast-track?). Este concepto supone la planificación de procedimientos que implican al paciente y su entorno durante todo el periodo peri-operatorio y tiene como objetivo una recuperación precoz tras la intervención, permitiendo habitualmente el alta domiciliaria entre el tercer y quinto día de postoperatorio. La participación del conjunto de profesionales afectados e incluso el propio paciente y su entorno familiar, combinado con un despliegue tecnológico que minimice la agresión quirúrgica sin restarle seguridad o eficacia, son las bases sobre las que se soporta un programa de recuperación rápida.