Entre 1880 y 1930 México se caracterizó por una integración en la economía internacional y un proceso de modernización económica que abarcó de forma desigual regiones y grupos sociales. Inicialmente, aquél tuvo lugar en el marco de un régimen liberal-autoritario y en un entorno cultural que se debatía entre el tradicionalismo y la modernidad. Ese proceso fue interrumpido por la Revolución Mexicana, cuyos resultados inmediatos fueron el establecimiento de un nuevo marco institucional y la aparición de la política de masas y del nacionalismo cultural. Todos ellos habrían de dejar huellas profundas en el desarrollo de México a lo largo del siglo XX. La colección América Latina en la Historia Contemporánea es uno de los proyectos editoriales más importantes de las últimas décadas y una aportación original y novedosa a la historiografía sobre América Latina en la que han participado más de 400 historiadores de diversos países. Presenta una visión plural y accesible de la historia contemporánea de las naciones latinoamericanas -incluyendo aquellas otras, europeas o americanas, que más han aportado a su materialización- y revela las claves políticas, sociales, económicas y culturales que han determinado su trayectoria y el lugar en el mundo que hoy ocupan.