El proceso psicosomático abarca un campo más extenso que el que cubría la medicina psicosomática. En ésta, el concepto central es la enfermedad y con ella el papel primordial, si no exclusivo, está reservado a los médicos. Dicho proceso atraviesa en su trayecto los niveles de integración biológico, psíquico y social, sin que ninguno de ellos pueda tener la pretensión de definirlo por entero. El paradigma de la complejidad es, hoy por hoy, el medio más útil para describir la intrincada estructura que le sirve de sostén, donde la causa/efecto se ve ampliamente superada por la fuerza de los hechos. El proceso psicosomático aporta una visión particularmente oportuna al apasionante problema de la causalidad psíquica. Muchas disciplinas contribuyen con su visión específica al esclarecimiento de este proceso: la epistemología, la biología, la neurobiología, la medicina, la sociología, la psicología y quizá como instrumento integrador de todas ellas el siempre dudoso y siempre revitalizado psicoanálisis.