Desde siempre, los gobiernos esconden tras declaraciones altisonantes los verdaderos motivos, a menudo cínicos e inconfesables, que están en la base de las guerras que desencadenan. Esparta se lanzó a la guerra del Peloponeso proclamando que quería liberar a los griegos de la sujeción ateniense; las campañas napoleónicas que debían llevar aires de libertad por toda Europa, determinaron la transformación de la Francia revolucionaria en imperio bonapartista; e incluso la reciente invasión de Iraq ha sido justificada en nombre de liberar y ?democratizar? a un pueblo sometido a un régimen sanguinario. A partir de estos ejemplos, y con una visión histórica y perspicaz, Canfora establece una vigorosa y polémica acta de acusación contra la deformación moral, cultural y política que permite a un Estado desplegar un proyecto de hegemonía revistiéndose a la vez del título de paladín de la libertad.