La histeria no es una enfermedad que aparezca con Charcot pues es tan antigua como el hombre, siempre se amolda a los usos y costumbres de cada época transformándose sin cesar, pero hay un momento en el que la histeria alcanza su apogeo, ese momento se da a finales del siglo XIX y Charcot es su maestro de ceremonias. En este libro se muestra la histeria tal como el la piensa y la ve, tal como la construye pues al cabo Charcot crea su histeria como cada histérico crea la suya. Este edificio que tanto le cuesta levantar empieza a derrumbarse a su muerte y hoy ya ha desaparecido la histeria reconvertida en un rosario de síntomas de conversión, pero su leyenda pervive en el arte y como se aprecia en el epílogo del libro Marina Núñez la retoma en su obra.
A lo largo de estas páginas, en casi 300 ilustraciones, se nos muestran las imágenes, tan teatrales y tan horribles, de la histeria.