Dos de los aspectos que sin lugar a dudas están condicionando la formación en nuestras estancias educativas en estos comienzos del siglo XXI son: las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) y especialmente internet, y la formación basada en competencias. Una, las TIC e internet, por la fuerte penetración que está adquiriendo en nuestras instituciones educativas debido tanto a aspectos tecnológicos (mayor accesibilidad a la tecnología de internet, reducción de sus costes, el aumento de su penetración en nuestros hogares y el crecimiento de los dispositivos móviles) como de transformación del imaginario creado respecto a la formación virtual y educación a distancia (no se puede tener un buen trabajo si los estudios se han realizado en centros de formación virtual; conseguir un título en formación virtual es fácil y por ello están desprestigiados; la formación on-line es solitaria y aislada; o que la calidad de la formación en línea es inferior a la calidad de la formación presencial). Y la otra, las competencias, implica un cambio en la planificación del proceso formativo añadiendo su término a otros tradicionales del diseño de la instrucción, como son los objetivos, contenidos, metodologías, etc.; cambio que nos lleva a acercar el proceso formativo a las situaciones reales en las cuales el individuo deberá desenvolverse en su futuro profesional y social. Estos dos aspectos son los que se analizan en la obra Nuevos modelos, recursos y diseño de programas en la práctica docente, tanto desde un punto de vista teórico como con una visión práctica.