Toda Constitución democrática es un compromiso entre libertad y seguridad. Sin embargo, la Constitución es básicamente una garantía de la libertad frente al derecho a castigar conferido al Estado. Nacida como carta de garantía de la libertad frente al ejercicio arbitrario del poder, la Constitución no justifica y fundamenta el ?ius puniendo? del Estado que se nos presenta, en cierto modo, como una realidad externa que sólo es tolerada en la medida en que resulta necesaria e imprescindible para asegurar la convivencia pacífica. Examinar esta singular relación de connivencia entre la Constitución y el poder de castigar del Estado o, desde otra perspectiva, entre el Tribunal Constitucional y los márgenes de actuación lícita del legislador penal, es el objeto central de este libro ?la garantía constitucional de la inocencia-, en el que el estudio de la jurisprudencia y del Derecho constitucional comparado sirven de apoyatura a las propuestas teóricas formuladas por su autor.