El periodo moderno (siglos XVI, XVII y XVIII) es, sin lugar a dudas, uno de los más brillantes de la historia de Cádiz y su bahía. Aprovechándose del monopolio comercial español con América, del que la propia ciudad llegará finalmente a ser sede, Cádiz conocerá un desarrollo económico y una proyección internacional sin precedentes. Ello se traducirá en la formación de una sociedad predominantemente mercantil y burguesa, contrastando con las predominantes en el territorio peninsular, así como en la atracción de un importante flujo migratorio procedente de distintas partes de España y del extranjero. Asimismo, la vida de sus habitantes va a articularse en torno a las diferentes actividades generadas por el tráfico mercantil, al igual que sobre una nada desdeñable actividad artesanal. Gracias a la presencia de una población consumidora de cultura y ocio, en Cádiz surgirá en este tiempo un número considerable de actividades vinculadas al espectáculo, a la edición y, en general, al entretenimiento. Al término del período aquí contemplado, la ciudad entrará en una crisis profunda, verdadero reto de cara a su desarrollo futuro