A pesar de que vivimos en sociedades que, en teoría, potencian en su sistema educativo el razonamiento científico y la capacidad crítica, todavía asistimos a la proliferación de una pléyade variopinta de brujos, adivinos, astrólogos, mentirosos y tramposos de «lo oculto» que no sólo se dedican al mejoramiento de sus cuentas corrientes, sino que también aparecen de vez en cuando como voces autorizadas en los medios de comunicación, ejerciendo un poder cuyo menoscabo parece difícil sin un progreso inmenso en la educación de las personas, en la que el desarrollo de la enseñanza de la ciencia resulta fundamental. En este libro Henri Broch no pretende demostrar que no existen los poderes psíquicos, sino más bien pasar por el cedazo riguroso de las exigencias científicas cierto número de pretensiones parapsicológicas, presuntos milagros o misterios, que, increíblemente, poseen una explicación lógica. Contra la autoridad sectaria de los gurús, una defensa amena del pensamiento científico.