En 1826 una expedición capitaneada por Robert FitzRoy descubría un canal que bordeaba la Isla Grande de la Tierra del Fuego por el sur. El canal recibiría el nombre de su barco, el Beagle. Además, secuestraron a tres indios yaganes (yámanas) y se los llevaron a Inglaterra. Dos años después los devolvieron a su tierra. En esta nueva expedición, participaba el joven Charles Darwin, quien calificó a los indígenas de salvajes miserables y degradados. Uno de los propósitos de E. Lucas Bridges al escribir este libro fue desmentir esta y otras afirmaciones similares. Nacido en Ushuaia, donde su padre, Thomas Bridges, había participado en la fundación de una misión anglicana, Lucas creció entre los indios fueguinos. Más adelante su padre, para dar un hogar seguro a los yaganes y a sus hijos, construyó la estancia Harberton. Y Lucas seguiría su ejemplo años más tarde al erigir la estancia Viamonte, esta vez más al norte, en tierras de los indios onas (selk'nam). Amigo, consejero y defensor de los onas, estos lo iniciaron en sus ritos. El último confín de la Tierra relata esos años de juventud en la Tierra del Fuego. Es un canto a un paisaje y, también, la vívida memoria de yaganes y onas, culturas que las epidemias y la persecución de los colonos llevaron a la extinción. Sin duda es un libro mítico, único, irrepetible.