Este libro nos sumerge en la Andalucía de vísperas de la revolución del consumismo. Los viajes narrados se llevaron a cabo entre los años 1965 y 1967 y todos ellos fueron realizados a caballo. La carencia casi absoluta de desarrollo en el interior del país garantizó la conservación de la mayoría de las cañadas reales, los antiguos caminos de ganaderos y arrieros. Apenas existía el alambrado de terrenos privados y con frecuencia se podía cabalgar un día entero sin casi tocar una carretera asfaltada. Aquellos fueron los últimos años en que se podía viajar de este modo en la confianza de que se encontraría posada y forraje para los animales en cualquier pueblo donde se pernoctara. Ya se vislumbraban cambios inmensos, pues la mayor parte de esas primitivas hospederías con sus amplias cuadras estaban a punto de cerrar sus puertas para siempre. Un verdadero libro de viajes debe satisfacernos a varios niveles, expectativa que en este caso se cumple con creces. La narración de Alastair Boyd, ya de interés histórico, nos permite saber cómo eran, cómo vivían y cómo pensaban las gentes que habitaban estas sierras cuando el turismo y el consumismo apenas habían influido en sus costumbres.