El tono subjetivo, libre, informal, confidente y coloquial que de vez en cuando introduce el discurso académico de Joan Fuster comporta una originalidad estilística que, además de imprimir un fuerte sello personal, comienza caminos incitantes y a menudo inéditos en las formas de comunicar el saber; unos caminos de incalculable interés para el reto de la divulgación científica y la democratización del conocimiento. Esta consideración constituye el punto de partida para las sugerentes rutas conceptuales y lingüísticas que Joan Borja propone en este trabajo: el registro y el análisis del discurso fusteriano como un antiséptico contra el exclusivismo y la opacidad de ciertas formas del lenguaje académico; un antídoto contra el fracaso en la comprensión de nuevos conocimientos; un antitóxico que, en definitiva, despenaliza la didáctica amena, viva y eficaz para la popularización de la ciencia.