Quizás el mismo título de este poemario lo resuma casi todo sobre él. Quizás y debiera ser así, no sólo debe correr sangre por o entre nuestras venas, sino además sentimientos, vivencias, recuerdos bellos que nos hagan estremecer y valorar lo inmaterial con una expresión llena de color y belleza. Quizás el hombre debería «entresacar de si mismo» cierta parte femenina en cuanto a estos mismos sentimientos para comprender su otro yo y aproximarse algo a la concepción del universo. Quizás el amor lo mueva absolutamente todo. Eso es lo que se pretende con este poemario, básicamente escrito con poemas de amor. No sólo hacernos sentir. También movernos, quizás... con la sana intención para recuperar algo de corte romántico de tiempos pasados. Además, no sólo el autor se expresa inmerso en ese «romanticismo» sensible. Escribe solidariamente a su «tierra sufrida», al hombre verdadero y a la preocupación por un tema eterno en cualquier poesía: la muerte. En definitiva, una explosión de sentimientos, color y metáforas con la única intención de que sólo una de esas palabras nos cautive y nos «encierre»