León Bloy (1846-1917) fue un hombre excepcional; en eso coinciden todos: sus amigos y sus detractores. La potencia extraordinaria de su estilo, la fuerza con que resuena su prosa (que en ocasiones recuerda a Nietzsche) no es la única causa de que el descubrimiento de Bloy sea un acontecimiento memorable en la vida de todo verdadero lector. Lector que no encontrará término medio en estas Cartas, porque Bloy siempre pretende escribir desde lo Absoluto y porque, en estas Cartas, aparece una cuestión que transita toda la obra de Bloy de arriba abajo: el horror por el burgués, al que su amigo Villiers calificó como asesino de cisnes. Y ante Bloy no cabe la indiferencia.
Destinados el uno para el otro. No hay casualidades. Destino es uno de los nombres de la providencia. Por eso, el día que Jeanne Molbech (una danesa que, casualmente, estaba pasando una temporada en París) se encontró con León Bloy cuando éste volvía del entierro de un amigo querido, el curso de la vida de ambos cambió para siempre. No hay casualidades. Dios, o el destino ¿ dice Aristóteles ¿ es un excelente piloto; la providencia divina, o el destino ¿ dice Bloy ¿ no se equivoca.
La Colección Profetas está dedicada a publicar y a dar a conocer mejor al lector contemporáneo algunas obras de pensadores y literatos cristianos de los últimos siglos en que se anticipaban criterios para situarse como cristiano y para vivir la fe en la sociedad y en la cultura actuales, y que por eso pueden ser considerados como "Profetas" de nuestro tiempo.
Componen la colección, entre otros, los siguientes libros:
Charles Péguy, Marcel, primer diálogo de la ciudad armoniosa
Charles Péguy, Verónica, diálogo de la historia y el alma carnal
Charles Péguy, El nuevo teólogo
Nicolás Berdiayev, El espíritu de Dostoyevski
Hilaire Belloc, La prensa libre