Jose Luis Blanco Vega es un poeta a quien pocos conocen y muchos, sin saberlo, admiran. Suyos son los himnos litúrgicos en castellano y que «nadie sabe de quién son». Muchos se empeñaron en que publicase sus poemas, y él se resintió denodadamente. Al fin ha cedido. Luis Alonso Schökel, amigo e introductor del poeta, dice en la presentación de su obra: ""Su poesía es clásica y es moderna, es versátil y segura. No sólo ha leído muchísima poesía de todas las edades, sino que es un formidable lector que tiene gran capacidad de asimilar, de convertir lo leído en propia sustancia. Y es creador. Para lo cual no pide permiso a cenáculos ni es cofrade de tendencias. Su quehacer es la poesía: los adjetivos los ponemos nosotros para entendernos, suponiendo que hayamos entendido primero la poesía... Rico en intuiciones y dueño de recursos formales. Incluso poemas que parecen un juego formal desenfadado exhiben o celan una valiosa intuición. Incluso poemas robustos, ponderosos, que parecen desentenderse de la forma, han sido cincelados implacablemente... Probablemente es poeta desde el vientre de su madre, que dirían los hebreos"". José Luis Blanco Vega, SJ, asturiano de nacimiento, alterna la docencia de la Literatura española con sus tareas de escritor.