Los jardines japoneses realizados con grava y piedras, según el estilo karesansui, han fascinado desde siempre a la cultura occidental. Vinculados a la corriente zen del budismo, estos jardines se proyectaron como herramientas para la meditación, para ser observados de forma estática; por lo tanto, plantean una relación con la naturaleza mediatizada por los objetivos espirituales que se les ha asignado. Hoy en día, esta base filosófica y su popularizada estética mantienen una condición enigmática en Occidente.
El autor, François Berthier, toma el famoso jardín del templo de Ryoanji como centro de su discurso y nos ofrece una explicación detallada de los aspectos filosóficos y proyectuales de los jardines zen, al igual que de la relación con su contexto histórico, social y artístico.
François Berthier se diplomó en japonés por la École des Langues Orientales y estudió historia del arte del Japón durante seis años en la Universidad de Tokio. Después, vivió dos años en un monasterio zen cerca de Kioto. Doctor en letras, fue profesor en el Institut National des Langues et Civilisations Orientales en París.