La Europa de la época medieval era en gran medida una unidad cultural que hundía sus raíces en las tradiciones clásica y occidental. Las diferencias nacionales, aun siendo sugestivas, no descuidaban el sentido de la continuidad. La visión del hombre y del mundo partía de la teología cristiana y los escritores de la Edad Media creían que el universo era un cosmos simbólico, pero también eran conscientes de la demanda de manifestaciones palpables de la actuación divina entre los hombres. Por esta razón encontramos creaciones literarias de esa época, las cuales articulan el impulso artístico que justifica su elaboración y difusión con las necesidades de la experiencia religiosa, con los requerimientos populares de cuantos esperaban la intervención de la gracia y podían desanimarse ante las dificultades del camino y los fallos de su condición humana.Para llevar a término sus iniciativas de catequesis moral y de empuje de la devoción, los escritores no partían de cero, puesto que estaban integrados en una tradición, uno de cuyos géneros literarios es en el que podemos situar los Milagros de Nuestra Señora del poeta riojano.