Esta Exhortación apostólica postsinodal se propone retomar la riqueza de las reflexiones y propuestas surgidas en la XI Asamblea General del Sínodo de los Obispos de 2005, con la intención de explicitar las líneas fundamentales de acción orientadas a suscitar en la Iglesia un nuevo impulso y fervor por la Eucaristía. En el presente documento, el Papa desea recomendar que el pueblo cristiano profundice en la relación entre el Misterio eucarístico, el acto litúrgico y el nuevo culto espiritual que se deriva de la Eucaristía como sacramento de la caridad. En esta perspectiva, relaciona esta Exhortación con la encíclica ""Deus caritas est"", en la que ha hablado del sacramento de la Eucaristía para subrayar su relación con el amor cristiano, tanto respecto a Dios como al prójimo. Dirigida al episcopado, al clero, a las personas consagradas, pero también a todos los fieles laicos, la Exhortación habla sobre la Eucaristía, fuente y culmen de la vida y de la misión de la Iglesia.