«Nuestro verdadero viaje en la vida es interior, es cuestión de crecimiento, de profundización y de una entrega cada vez mayor a la acción creadora del amor y de la gracia en nuestros corazones. Nunca como ahora fue tan necesario para nosotros responder a esta acción» (Thomas Merton, «Carta circular a los amigos en septiembre de 1968», Diario de Asia). Thomas Merton, cisterciense de proyección universal, nació en 1915 en Europa, vivió como monje en los Estados Unidos y murió en 1968 en Asia. Su itinerario vital es un reflejo de la ancha geografía de su alma, la de alguien por lo demás muy familiarizado con santa Teresa de Ávila y san Juan de la Cruz. Con el paso del tiempo, su visión profética y el valor de su legado espiritual están teniendo cada vez mayor reconocimiento. Su correspondencia con el papa Juan XXIII, su encuentro con el Dalai Lama, sus escritos monásticos, su denuncia de la guerra, su compasión desde la soledad para con la familia humana, su sensibilidad ecológica y el lenguaje moderno con el que supo acercar la sabiduría de tradiciones contemplativas milenarias a la comprensión del siglo XX son, especialmente hoy, fuente de inspiración y luz en momentos de cambios sin precedentes.