Muchos de los edificios en los que se ha de intervenir, sobre todo los construidos en Cataluña a finales del siglo XIX y principios del XX, tienen como estructura vertical paredes de ladrillo generalmente macizo y, como estructura horizontal, forjados de vigas de madera con diferentes tipos de entrevigado. Si los comparamos con los actuales forjados de hormigón, son forjados unidireccionales muy ligeros que han demostrado su validez a lo largo de muchos años. En relación con la seguridad de un forjado de madera, la intervención pasa por diferentes soluciones que no forman parte de este trabajo. Aun así, diremos que una de ellas es la colocación, por encima de las vigas de madera, de una capa de compresión de hormigón armado. Ahora bien, para que esta actuación sea válida y funcione, es imprescindible un vínculo entre los dos materiales estructurales, la madera y el hormigón, lo cual se consigue, entre otros procedimientos, mediante la disposición de conectores del tipo perno, la función de los cuales es absorber el esfuerzo rasante que se produce entre la madera y el hormigón al trabajar como una estructura mixta.