Al filo de los años, numerosos estudios fundamentales, clínicos y epidemiológicos han mostrado que un aumento en el consumo de productos vegetales como las frutas y las verduras, representan la clave en la reducción del riesgo de padecer un cáncer. Mejor todavía, ciertos alimentos tienen la capacidad de eliminar de raíz los microtumores que desarrollamos a lo largo de nuestras vidas y que amenazan con convertirse en un cáncer. En efecto, algunos alimentos contienen una cantidad importante de compuestos químicos no-nutritivos fitoquímicos que parecen tener un papel crucial en este efecto de prevención química. Estudios recientes muestran que, además de las frutas y las verduras, otros alimentos como el té verde, la cúrcuma o el chocolate contienen fuertes cantidades de compuestos anticancerosos. Por ejemplo, una alimentación cotidiana con una mezcla de frutas, verduras y bebidas como el té verde y el vino rojo permite la absorción de una dosis que podemos llamar terapéutica de compuestos fitoquímicos anticancerosos. La aportación diaria de estos alimentos constituye un medio simple y eficaz para hacer frente al desarrollo y el progreso del cáncer.