Rumania es un país lleno de maravillosos y enriquecedores contrastes normalmente desconocidos por el resto de los ciudadanos de la U.E., salvo quizás y por proximidad, de sus vecinos limítrofes. Un país muy joven (poco más de un siglo) y a la par tan lleno de futuro como necesitado de tiempo para entenderlo y asimilarlo. Pensemos que en estos escasos 136 años de existencia como nación independiente han soportado, en su mayor parte, regímenes políticos autoritarios (formales y/o reales) que de forma evidente han impedido al ciudadano desarrollar un sentido democrático crítico y participativo de forma que desde la caída de Ceaucescu en 1989 y su apresurado texto constitucional de 1991, no se ha consolidado una verdadera conciencia, cultura, vocación democrática en la ciudadanía. Este complejo proceso se ve reflejado de forma muy notable en la actual reforma de la Constitución de 1991 y su posterior adaptación a la UE y OTAN del 2003, echando un rápido, pero necesario, vistazo a la historia constitucional y política del país y a los condicionantes nada deseables que marcaron el proceso constituyente en 1989 y 1990 así como a los recientes e igualmente poco sanos, democráticamente hablando, acontecimientos vividos con la suspensión del Presidente, referéndum y el propio proceso de reforma constitucional. Un país integrado por más de 16 minorías nacionales, sumido en una profunda crisis económica con una idiosincrasia tan singular como atractiva y con un innegable futuro en todos los órdenes, hacen que la presente obra, más allá de su aspecto técnico, sea un motivo de reflexión para el lector sobre otros aspectos colaterales muy interesantes.