Encuadernación: rústica
La parte más humana del escritor sevillano verá la luz en esta obra.
Nos enseñará una historia oculta y apartada, donde el progreso aún no ha hecho acto de presencia y donde la leyenda forma parte del día a día.
DESDE MI CELDA, vivencias personales de un genio de la literatura.
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Gustavo Adolfo Bécquer es un gran desconocido para muchos lectores. Quién más y quien menos lo identifica como uno de los grande poetas del siglo XIX gracias a una de sus obras cumbres, RIMAS Y LEYENDAS. Lo que muchos no saben es que, aparte de ser poeta fue, además, excelente narrador.
Englobado dentro del movimiento literario denominado Romanticismo, donde se rompe con los cánones del Neoclasicismo más tradicional, intentando enfrentarse a los rigores que antaño impuso el Racionalismo de la Ilustración, si por algo destaca Bécquer es por su apasionada defensa del sentimiento, que ocupa lugar destacado a lo largo y ancho de toda su obra. De hecho, muchos creen que a Bécquer debería ser englobado dentro de una corriente posterior, llamada Post-Romanticismo, donde lo cotidiano, las pasiones personales, los desagravios o cualquier reflejo emocional son motivo suficiente para dejarlos plasmados sobre el papel.
Buen ejemplo de ello es el libro que nos ocupa en estas líneas: DESDE MI CELDA. Esta obra surge de la recopilación de nueve cartas que el autor escribe desde un monasterio en Veruela, frente al Moncayo, donde éste pasó una larga temporada de reposo intentando mejorar los males de una enfermedad que le aquejaba. Dichas misivas fueron publicadas por el periódico El contemporáneo, donde Bécquer era redactor, entre los meses de Mayo y Octubre de 1864, si bien no fueron editadas como libro propiamente dicho hasta 1871.
Lo que Bécquer dejó reflejado en esas cartas fue un crisol de experiencias, desde el agitado viaje desde Madrid, describiendo los personajes con los que viaja o se cruza, a la descripción detallada de lugares y situaciones, los pensamientos que le rondan de añoranza de sus amigos y trabajo, las diferencias entre la bulliciosa Madrid y la tranquila y lentísima vida en aquellos lares, sin olvidar la recolección de leyendas (del cuál era tan aficionado el autor) de brujas y misterios.
Probablemente sea uno de esos libros que los lectores no suelen identificar con un autor determinado, especialmente con Gustavo Adolfo Bécquer. La capacidad narradora del escritor, unido siempre a ese estilo personal y privado del que hace gala, nos introduce en un entorno donde el tiempo ha parado, donde las tradiciones ancestrales se mantienen, así como sus miedos, sus temores, que consiguen imponerse a cualquier atisbo de modernización.
Bécquer consigue impregnarnos de sus vivencias, y nos hace partícipes de sus desvelos, de sus sorpresas y, sobre todo, de ese sentimiento de empatía que origina el hecho de relatar lo que vive en primera mano.
Personalmente soy de los que piensan que los clásicos hay que descubrirlos sin necesidad de que nadie te obligue a leerlos. Tenemos en mente que este tipo de autores o libros son, quizá, muy viejos para gustarnos. Sin embargo no hay nada como tener la suficiente curiosidad para desterrar falsas creencias.
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Los libros de la Editorial Aladena se caracterizan por la estructuración de sus obras, cuidando siempre el facilitar al lector una mayor accesibilidad a sus textos. Para ello, añade un GLOSARIO DE TÉRMINOS en cada obra que permiten una mejor comprensión.
Ideal para estudiantes y personas que deseen una lectura plenamente satisfactoria.