Max Beckmann fue un solitario en el Arte y, aunque pintó y dibujó de manera muy expresiva, no se le puede considerar como uno de los expresionistas que se agruparon en Alemania bajo este nombre. Sus fuentes de inspiración se sitúan en la profunda impresión que ejercieron sobre él artistas como Eugène Delacroix, Edouard Manet, Paul Cézanne y Vincent van Gogh. Beckmann estuvo en París por primera vez en 1903 y allí se acercó a sus modelos franceses no de manera casual. Como artista gráfico llevó a cobo igualmente una obra extraordinaria, que fue expresión apropiada para una época convulsa.