Han pasado ya seis semanas desde que los bárbaros de Alur Meriki fueran derrotados a las afueras de la nueva muralla de Orak, y la ciudad ha sido rebautizada como Akkad. Eskkar y Trella son ahora sus gobernantes, aunque las dificultades aparecen casi por sí solas. Después de que acabara el desesperado y escalofriante asedio, todo el mundo pensaba que la paz y la prosperidad volverían pronto. Pero las viejas costumbres tardan en desaparecer, y además nuevos problemas plagan la ciudad y a sus nuevos dirigentes.
Fuera de los muros el campo sigue siendo asolado por bandidos, la comida escasea y el comercio es prácticamente inexistente. Es por ello que mientras Trella se queda reinando en la ciudad, Eskkar tiene que adentrarse en el campo para organizar su pacificación.
Es la oportunidad perfecta para Korthac, líder egipcio, de hacerse con la ciudad más grande entre el Tigris y el Éufrates. Para ello cuenta con un grupo de soldados bien entrenados y leales, que intentarán ayudarle en la batalle definitiva por el poder del estratégico lugar.