Explicar una ciudad a quienes nunca la han visto es tan difícil como definir el mar a los que siempre han vivido tierra adentro. Más todavía cuando el mar es inmutable mientras que, en cambio, las ciudades nunca están contentas con aquello que son y quieren aspirar a más. Una ciudad europea vista desde el aire se parece al dibujo del tronco de un árbol cortado.