Cuando a finales del siglo VIII Carlomagno emprendió la conquista del norte, en su afán por expandir el Imperio Franco y convertir a los paganos al cristianismo, tuvo que enfrentarse a pueblos que han pasado a la historia por su ardor guerrero, como los vikingos o los sajones. Pero, sobre todo, tuvo que vérselas con un personaje indómito y audaz que se puso al frente de los rebeldes y que no tardaría en convertirse en símbolo de la independencia política y religiosa sajona, y en un guerrero legendario: Widukind.
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