La pregunta de por qué vivimos sólo la planteamos nosotros, los occidentales, porque en nuestras sociedades, después del final de las ideologías, se ha extendido un sentimiento de vacío y la necesidad de dar un sentido a la propia vida. Esta crisis de sentido comenzó en la década de 1970, y precisamente fueron los etnólogos quienes tuvieron ocasión de diagnosticar sus síntomas. Por eso, la etnología y la antropología saben más que otras disciplinas sobre nuestras ambivalencias actuales. Buscamos comodidades, pero las pagamos a un precio demasiado alto, dejándonos esclavizar por proyectos de vida que nos impiden ver otras vías y metas posibles. Marc Augé nos advierte sobre el peligro de la globalización y sus falsas promesas. No obstante, nunca hemos estado tan cerca de poder ver nuestros fines tal como son en realidad: la práctica de la fraternidad y la solidaridad, el ejercicio del pensamiento y la búsqueda del conocimiento. ÍNDICE Prólogo I. Las lecciones de África Idas y venidas La persona El mundo de hoy: la persona en crisis y la dictadura del cuerpo El acontecimiento La mediación El rito como mediación: rito y laicidad II. La inversión de perspectivas Del africanismo al etnoanálisis La antropología general El nuevo contexto La urbanización del mundo Los instrumentos de análisis No lugar y espacio público Sedentarismo y circulación De la violencia a la utopía Lo lleno y lo vacío Exterior e interior Sistema e historia III. Para una antropología de los fines El auge del silencio El fin de los fines El porqué de la antropología