Por lo común no solemos tomar en consideración las potenciales fragilidades del ser humano a la hora de pretender traducir en acciones los proyectos de orden social, político o personal que concebimos. Se tiende a pensar que todos ellos vienen avalados por una plena racionalidad, una no menor autonomía de las personas y el convencimiento de que está al alcance de nuestras posibilidades su exitosa realización. Una y otra vez, sin embargo, la experiencia del vivir y los aconteceres recogidos en la Historia vienen a confirmar lo contrario. Especialmente en un mundo tan complejo y propenso a los desequilibrios (sociales, económicos, medioambientales, etc.) como el actual, urge conocer cómo se generan las fragilidades que pueden explicar los recurrentes conflictos que generamos y que muchas veces inciden de manera trágica en la vida de las personas y los pueblos. Las reflexiones del autor de este libro pretenden contribuir a la comprensión de esta problemática y a proporcionar elementos de juicio a quienes, desde el ámbito de la política, las instituciones sociales, la educación, la jurisprudencia o la psicología, inciden en los comportamientos y las valoraciones de las personas, sobre las cuales ejercen unas u otras influencias.