Jean Genet fue el último poeta maldito del siglo XX. Hijo de madre prostituta y de padre desconocido para la literatura francesa Genet significa el creador sin ruta de todo orden homosexual, la epistemología de la criminalidad, de la mendicidad, de aquello que a Lacan no le gustaba ni entendía en absoluto. Es su literatura una literatura a contradiós, un degollamiento de la realidad, un encuentro con el tenis oscuro de la cocaína y las cárceles de Europa. Genet escribió la mayoría de sus obras estando en prisión y desde allí se enfrentó a un mundo no correspondido, pues su vida de poeta ladrón, en su juventud defenestrada, había sido cruel como la filosofía epicurea, rebelde como las manos del marqués de Sade, inquieta como la sexualidad celebrante. Genet murió en París y su cuerpo fue enterrado en el cementerio español de Larache, solo, como un travesti del Raval, como el existencialismo de Sartre, comediante y mártir , antes de que se publicara su mejor novela, Un cautivo enamorado , ese ensayo creativo sobre los campos palestinos y la revolución de los fedayyin, cuando, ya olvidada la juventud hortera, Genet decide funcionar hacia las causas nobles, hacia los sentidos sentimientos. Genet, hoy por hoy, todavía está por descubrir, nosotros, con este ensayo literario, intentamos acercar la figura de este maldito que algo tiene de Rimbaud para destrenzar el tiempo oscuro e inmóvil e implacable de los asesinos. Nos espera Genet.