Juan Beltrán, hombre vitalista y mujeriego, presiente, en la soledad de su habitación, que va a morir. Sorprendentemente, el recuerdo de una extraña conversación le viene a la memoria en el momento en el que expira. ¿Será ésta mi hora cero?, se pregunta antes de morir.
Ricardo Sanz, una persona con éxito económico pero íntimamente insatisfecho y hastiado de su anodina vida, se levantó aquella mañana con una sorprendente energía, que le ayudó, incluso, a superar su acusada timidez ante las mujeres. Al salir a la calle, tuvo el irrefrenable impulso de ordenar a un taxi que siguiera a un coche fúnebre que pasaba, por aparente casualidad, delante de su puerta. Sin comprender el por qué de su inesperado comportamiento, se encontró asistiendo al sepelio de una persona totalmente desconocida para él, que resultó llamarse Juan Beltrán. Sin saberlo, estaba cruzando las puertas de unos de los mayores misterios de la humanidad.
¿Puede una persona tener la sensación de que está asistiendo a su propio entierro? ¿Puede reencarnarse en otra e inducirlo a bucear en su vida pasada para descubrir algunas de las dudas que le atormentaron? ¿Puede un reencarnado reconocer a su propio asesino?
La Hora Cero aborda magistralmente la reencarnación, un fenómeno que suscita cada día mayor interés. Y lo hace cabalgando sobre una intriga que engancha desde sus primeras líneas. La reencarnación, se crea o no, es una posibilidad real. Son muchos los indicios que apuntan a ella. Quizá usted tuviera una vida anterior. ¿Por qué le asusta tanto esa posibilidad?