En nuestro imaginario, Sarajevo es un topónimo vinculado con el asedio, la supervivencia, el horror. En el contexto de la guerra de Bosnia, a principios de los años 90, la ciudad se convirtió en una red de balas cruzadas y proyectos culturales, de destinos negados y de gestos esperanzadores, de carestía e imaginación. Como Susan Sontag o Juan Goytisolo, Alfonso Armada estuvo allí y nos lo cuenta. Lo hace con una prosa precisa y lírica, que recurre tanto a la bitácora como a la crónica, tanto al apunte personal como al texto de opinión, para transmitir la complejidad del conflicto que decidió la Europa del siglo XXI en un libro lleno de desgarros. Lo acompañan dos grandes conocedores de la antigua Yugoslavia: con sus fotografías el prestigioso fotorreportero Gervasio Sánchez compañero de viaje del autor, que también fue testigo de la guerra; y con su prólogo, Clara Usón, autora de una novela indispensable sobre el tema, La hija del Este.