Dios persuade por medio de ejemplos. Si las Sagradas Escrituras y el mensaje de Cristo abundan en parábolas y símiles, el mundo y la historia constituyen un eterno sermón, una summa de paradigmas propuestos al hombre para su custodia y consideración. Sentido como modelo artístico para el orador evangélico, ese discurso divino de carácter ejemplar justificó el recurso de la prédica a las formas breves, y su estudio constante desde todos los ámbitos preceptivos. Al análisis de la reflexión teórica sobre el exemplum en la España de los Siglos de Oro pretende contribuir este Deus concionator. El libro aborda inicialmente el complejo problema de la terminología sobre el género y tiene escalas en cuantos aspectos ayudan a comprender las razones de su pervivencia en el sermón renacentista y barroco: desde la tópica ejemplar, que indaga la tenue frontera entre res y verba inherente al paradigma y explora su especial afinidad con los modos de persuasión retórica, a la más sistemática preceptiva sobre sus formas y funciones en el discurso áureo. Una preceptiva que testimonia el influjo de las tesis oratorias grecolatinas y no menos el de ese otro erasmismo filológico de tan fecunda huella en nuestras letras. El estudio concluye con un capítulo dedicado a los matices de la compilación de las formas breves en la época, eje de ese itinerario que nace de un Dios sentido como primer predicador y a Él conduce a partir de la observación y lectura de todo lo creado.