En 1969 el autor inicia su peculiar viaje por Oriente para salvar a su novia, que estaba encarcelada en Beirut. Moverá todos los hilos diplomáticos a su alcance para sacar a su gran amor de la cárcel de mujeres. Ante el fracaso de sus intentos, decide seguir viajando y escribirle cartas desde los diversos países por donde pasa. Viaja por Europa, Turquía, Siria, Líbano, Irán, Afganistán, Pakistán y retorna a España en barco desde Karachi hasta Marsella, dando la vuelta a África. En un paradisíaco y tranquilo Afganistán le robaron el pasaporte y el dinero, poco antes de obtener el visado para la India. Pensaba trabajar en Bombay un tiempo en la industria cinematográfica, y seguir más tarde su viaje hacia el este. Cuando la idea de ir a Bombay se truncó comenzó otro viaje: su lucha para ser «alguien» en Oriente, enfrentándose al hambre, a la debilidad y al calor... Afortunadamente, la ayuda solidaria de muchas personas anónimas le llegó en bastantes ocasiones. Su actitud abierta hacia la gente y su poética disposición a maravillarse con lo que ve, se equilibran con un sólido sentido de la realidad y de la justicia que le hace rebelarse ante los abusos que ve a lo largo de su periplo.