En la década de 1860 los bandidos plateados, llamados así por los adornos de plata de sus ropas, asolan la tierra caliente de México. Ante la debilidad del Ejército y del Gobierno, el único que les combate es Martín Sánchez Chagollan, un implacable y vengativo ranchero investido por el presidente Juárez con el poder de juzgar y ejecutar. En Yautepec, Manuela es cortejada por el indio Nicolás, pero huye con el Zarco, un atractivo jefe plateado. La vida de emociones y opulencia con la que sueña Manuela junto a los plateados se revela como una degradante existencia de crimen y corrupción de la que no puede escapar, y su amante como un sanguinario desalmado. Entretanto, el decepcionado Nicolás encuentra consuelo en el amor de Pilar, antigua amiga de Manuela, y ayuda a Martín Sánchez en su cacería de plateados.