¿Qué sabemos de nosotros mismos, de nuestro propio mundo interior? ¿Dónde, cómo y cuándo aprendemos a descubrirlo y a profundizar en él? Nadie duda de que es importante aprender a situarnos en el mundo que nos rodea, conseguir una cultura personal, asegurar el acceso a posibilidades de trabajo y de progreso profesional. Pero sabemos también que es previo, y fundamental, entendernos a nosotros mismos, saber quiénes somos, cuáles son nuestras expectativas, hacia dónde queremos ir, encontrar sentido a nuestra vida; en definitiva, ?ser? y ?aprender a vivir? sin dejar que la vida lo haga por nosotros. Hoy se sabe que es nuestra inteligencia espiritual la que nos otorga la capacidad para todo ello. ¿No será importante pues desarrollar esta inteligencia en el ámbito educativo? ¿Tiene sentido y puede desarrollarse desde la infancia una Pedagogía de la Interioridad que ayude a nuestros alumnos y a nuestros hijos a «aprender a ser» desde sí mismos, a ser personas, y como consecuencia, a convivir con los otros desde el respeto a las diferencias de cada uno? La obra ofrece pautas, herramientas y recursos prácticos para realizar este camino, sentando previamente las bases antropológicas y psicológicas que lo sustentan e invitando a los educadores a ser ellos mismos los primeros implicados en descubrir, cultivar y desarrollar su propia interioridad de tal manera que sean capaces de ayudar a sus alumnos en esta hermosa y necesaria tarea.