Basta leer un cuento de su nuevo libro, Una semana lluviosa y otros días, para saber que a este tipo las musas le siguen concediendo sus gracias, porque sus historias nos atrapan de inmediato con un lenguaje sencillo que nos lleva por los vericuetos que el narrador se propone enseñarnos. Cada relato de este volumen es una gota de miel, literatura en estado puro, tiempo ganado al tiempo y a la muerte. Estamos ante un acontecimiento, ante textos que ahondan y renuevan el cuento literario; estamos ante un ejercicio de lucidez de un buen escritor. Estamos ante una obra exquisita que trasciende las estrechas fronteras isleñas, merecedora de una atenta y cómplice lectura. Este tipo que vive y escribe en Bajamar nos hace recordar, una vez más a Cesare Pavese: el secreto de la vida es hacer como si tuviéramos lo que más dolorosamente nos falta. Leer a Quintín Alonso Méndez es un privilegio, así en París como en Bajamar o Turín o Lisboa.