La ciencia es una, bajo el principio fundamental de que toda afirmación científica es refutable. Pero la ciencia es también múltiple y compleja. Es más fácil contarla como una historia o, casi mejor, como un diálogo a múltiples bandas, que definirla. De esta manera, la historia de la ciencia podría contarse como la vida de los hombres y mujeres que la hacen. La vida también penetra en los científicos para fecundar y contaminar su pensamiento. Por eso, sin rehuir del principio de refutabilidad, podríamos admitir otra definición menos restrictiva de lo que es científico: la ciencia es esa actividad generadora de conocimiento a la que se dedican los científicos. Es una manera de abrir la ciencia actual a la historia, conectarla con su pasado e integrarla en ese otro fenómeno más grande y complejo que es la cultura (el cultivo) del conocimiento. Siendo la ciencia una, tan diversa, tan fecunda, pero tan imbricada en la cultura entera, y también tan atrapada en la historia y en la vida de los hombres y de los pueblos, se podría admitir la existencia de una tradición científica en Andalucía. Podemos afirmar, sin un ápice de exageración intencionada, que la ciencia, la tecnología y el pensamiento desarrollados en Andalucía o por andaluces como Columella, Isidoro, Averroes, Maimónides, Monardes, Alonso Barba, Omerique, Ulloa, Mutis, Mac-Pherson, López-Neyra, Rodríguez Delgado, Losada y Pérez Mercader, y otros muchos, suponen una de las más importantes contribuciones de España al crecimiento de la cultura de Occidente. Miguel R. Aguilar Urbano (Montilla, 1963) es químico. Tras doctorarse en Ciencias por la Universidad de Córdoba en 1991, continuó sus estudios en Biología Vegetal como becario Fulbright en la Universidad de California-Berkeley. En la actualidad es Profesor Titular del Área de Fisiología Vegetal en la Universidad de Córdoba, donde imparte docencia en las asignaturas de su área así como en Comunicación y Divulgación de la Ciencia. Colabora en diversas líneas de investigación y ha publicado numerosos artículos científicos en el campo de la Bioquímica y Biología Molecular, Fisiología Vegetal y Tecnología de los Alimentos. Es también Diplomado en Estudios Avanzados de Periodismo y columnista habitual de Diario Córdoba. En 2002 publica su primer libro: El sueño de Federico García Lorca. Y en 2006, una recopilación de artículos periodísticos bajo el título de La Tiranía de la Memoria.