"Hola, estoy en el campo. Hay vacas por aquí, y también mucho verde." Con esta desarmante ingenuidad empieza esta novela nada ingenua. En realidad, una larga carta que alguien escribe a un destinatario no declarado. Alguien cuenta en esa carta un viaje en tren de X, su ciudad, hasta Y, en el campo. Nos da noticia de su encuentro en el tren con un orondo personaje que va a M, en el campo también, y que le escribirá regularmente informándole de los pantagruélicos banquetes que le prepara su hermana. Cuenta la disparatada historia de Patandjalí Gómez, el empleado de Correos del pueblo que lee libros en francés o en griego sin entender una palabra. El narrador a veces cuida de los patos, de los conejos, de las gallinas bankiva de Lina, su inquietante casera. El narrador decide desentenderse de su perturbada vida en la ciudad, pero todo En el campo es también extraño, complejo... A Hugo Abbati, en cualquier caso, no solo le interesan los idílicos atardeceres en el campo, su paz tal vez, sus animalitos... Hugo Abbati, con su formidable eficacia estilística y estructural, trata una vez más de cuestiones fundamentales para el hombre moderno productor de cultura. Ensaya sobre el mal, sobre la crueldad de la naturaleza, sobre la imposible reconciliación de aquella cultura y esta naturaleza. Insiste en reflexionar sobre las consecuencias del disimulo a que todos estamos obligados en nuestras relaciones por una ley superior de convivencia. Trata de nuevo sobre el horror, sobre la descomposición a la que da lugar un exceso de consciencia... Nos habla, en definitiva, de todo aquello de lo que en absoluto podemos sustraernos todavía...