¿Qué es el ridículo? ¿Una secreción inocente de la vida cotidiana o un atajo a la agresión física? ¿Por qué individuos y formaciones colectivas ríen? ¿Y cuál es la función social del ridículo? ¿Hay alguna manera de librarse de esa forma filogenética del odio? ¿Por qué la risa ridiculizante se convierte en aliado del que se sirve el poder político en su afán homogeneizador? Eugenesia negativa practicada por aquellos individuos que trabajan para esterilizar con la cirugía de la risa a los genéticamente distintos, diferentes, a los raros y extravagantes, a los que no quieren o no saben moverse según el ritmo establecido por el otro, el ridículo estrecha los vínculos entre los miembros de un grupo, pisotea sistemas de valores, humilla y degrada. ¿Quién no ha sentido su tacto corrosivo en alguna ocasión? El presente ensayo ahonda en la función política del ridículo desde una perspectiva crítica e intenta sacar a la luz un fenómeno que ha pasado desapercibido para la reflexión. Hacer el ridículo. Dejar en ridículo. Poner en ridículo. Ser ridículo.