PARECE EXTRAÑO que la relativamente directa conexión entre la profundidad intelectual y física sea tan raramente establecida. Incluso la poesía más "profunda" tiende a evitar las profundidades de nuestros cuerpos: los intestinos, las tripas, el efervescente, burbujeante y flatulento origen de nuestra necesidad más básica. "Comida por pensamiento" se vuelve un axioma extraño, incluso repugnante si la imaginamos sufriendo los procesos corporales de la digestión. Mas adelante, murámonos de hambre por la decencia. Comamos. Raúl Pérez Cobo nos espera al fin del proceso. Milton se preguntó si el Cuerpo transubstanciado acabaría en la letrina del comunicante. ¿Un vertedero sacramental? ¿Y por qué no? No es más insólito que el dócil heredando la Tierra, el mundo del revés. La poesía de Pérez Cobo es una herencia terrenal. Si hoy cenas en el Paraíso, ruega para que estos poemas te acompañen en la evacuación de mañana. (John Slater, Profesor de Siglo de Oro en la Universidad de Colorado) (Boulder, Estados Unidos).