Es posible que no haya habido en l historia un régimen m s tir nico y perverso del Estado nacionalsocialista alem n. El Holocausto es su terrible legado a la humanidad y su indeleble signo de Ca¡n. El derecho parecer¡a, con su sistem tica, reglas y procedimientos, representar la situaci¢n paradigm ticamente opuesta al Leviat n hitleriano. ¿C¢mo conciliar la normalidad de las leyes con el decisionismo radical del Caudillo? ¿C¢mo referir la inevitable pretensi¢n de justicia de un acto jur¡dico con el desprecio de los derechos y de la dignidad de los m s débiles? ¿C¢mo compatibilizar las garant¡as procedimentales con el arbitrio y la violencia? Y sin embargo hubo en la Alemania de los a¿os terribles del gobierno de Hitler juristas famosos y cultos que teorizaron y justificaron el tercer Reich a traces de elaboradas e incluso elegantes construcciones iusfilos¢ficas y dogm ticas. El m s famoso de los juristas nazi es sin dudas Carl Schmitt; sin embargo es Karl Larenz uno de los m s influyentes y sinceros. Su producci¢n en los doce a¿os de Hitler es poderosa e ingente, en cierta medida también inteligente. NO se trata como en la teoria de Schmitt de la oportunista cobertura la discrecionalidad del Caudillo, sino que hay que un dise¿o org nico y completo de reforma del sistema jur¡dico en sentido antiigualitario, comunitarista y autoritario. Es la modernidad jur¡dica misma la que Larenz quiere cancelar. Pues bien, de esto trata este libro, ya que los demonios que agitaron y corrompieron a Larenz y a la gran mayor¡a de los juristas alemanes de su tiempo no son del todo externos a la tradici¢n y a la mentalidad del derecho como producto ultimo de poder y fuerza. Quiz s es la modernidad jur¡dica a la que lleva dentro de s¡ misma venenos que el estudio de la obra jurista nazi nos permite destacar.