¡Qué difícil nos resulta explicar cómo somos los choqueros! Para conseguirlo, tenemos que reírnos de nosotros mismos, de nuestras cosas y de nuestras miserias y grandezas. Pues este libro consigue de forma brillante y divertida mostrar al trasluz al choquero trocho de Huelva. Tal cómo somos, mostrando impúdicamente nuestra desnuda intimidad. El organismo ""huelvano"", ""cacúa"" o, por desgracia, ""onubense"", tiene de cabeza a pies una ría sucia, playas inmensas y orgullosas, chocos, gambas, coquinas, una sierra hecha de jamones, el decano Recreativo, un poeta con un burro, el Rocío y casi toda Doñana, el fandango y un pasodoble, y al mismo tiempo, un pesado polo químico, poco aire libre de ""fosfoyesos"", un diseño urbano ""hecho por el enemigo"", los mosquitos, muchos epígonos insufribles de Juan Ramón, mucho complejo de inferioridad, tanta apatía para lo exterior como autoexigencia para lo interior, ojeriza al vecino sevillano, cierta dejadez bohemia? Esto último les suena, ¿verdad? Tan familiar es eso de choquero, del choco, como lo es trocho, de la ""trochería"": Una ""trochería"" es una tontería. Pero una tontería, normal y espontáneamente reconocida por quien la pronuncia antes de perpetrarla? Siempre que sea choquero. Si no, directamente, es una estupidez. La trochería es una manera fácil y chorra de provocar la sonrisilla fl oja mezclada con un gesto de condescendiente desdén.Este libro traza una sencilla idiosincrasia que disculpa sus manías, su autocomplacencia y su indolencia en la espontaneidad y el reconocimiento inmediato de sus propias trocherías, porque son las galas de identidad del choquero. Tras su lectura, conocerá más en profundidad el alma choquera? ¡para sentirse orgullosa de ella