Feliciana Enríquez de Guzmán; Ana Caro Mallén; Sor Marcela De San Félix; Nieves Romero-Diaz; Lisa Vollendorf Arizona Center for Medieval & Renaissance Studies,US (2016) Pehmeäkantinen kirja
En 1901, deprimido por el suicidio de su intimo amigo, Carles Casagemas, Picasso se sumerge en los lienzos austeros y melancolicos del Periodo Azul. Con solo veintidos anos de edad y desesperadamente pobre, decide restringir su paleta a colores predominantemente frios, sugerentes de la nocturnidad, el misterio y la muerte. Su creciente obsesion con estos temas alcanza su punto culminante con La vie, un lienzo emblematico de la relacion del pintor con la muerte, considerada una fuerza malefica con la que uno debe enfrentarse mediante el poder del exorcismo que le ha sido otorgado como artista/chaman. Esta pintura se ha interpretado como una referencia al ciclo de la vida, existiendo en ella referencias autobiograficas inequivocas. Los bosquejos preliminares muestran sin la menor duda que la figura masculina es un autorretrato del artista. Picasso posteriormente reemplazaria su imagen con la de Casagemas. El critico John Richardson ha sugerido que al sustituir la imagen del suicida por la de un autorretrato, Picasso se conmemora a si mismo, disfrazado como el amigo muerto. Al igual que todas las mascaras, la que Picasso coloca sobre el propio rostro en La vie tiene una funcion metamorfica, revelando al mismo tiempo que oculta. En la carrera artistica picassiana, la mascara se constituye en un objeto que de forma intencionada desestabiliza la identidad del sujeto: llevar una puesta, literal o simbolicamente, significa dejar de ser uno mismo; despojarse de ella supone mostrar una verdad potencialmente mas profunda. El libro analiza el concepto de la mascara desde una perspectiva lacaniana y describe diferentes periodos en la carrera artistica de Picasso con el fin de definir, en lo posible, la compleja personalidad del artista.