La ciudad de Ronda asiste, a comienzos del siglo XX, a la construcción de una serie de edificios que muestran sus preferencias por la estética modernista y que, realmente, contribuyeron a cambiar la fisonomía de sus calles. Gracias a ellos se consiguió dar a la urbe un aspecto de modernidad, acorde con una época de prosperidad económica que viene de la mano de la llegada del ferrocarril, del surgimiento de una burguesía que permite acometer las obras y de la presencia del arquitecto Santiago Sanguinetti Gómez.

En 1910 este técnico rondeño se traslada a Ceuta, donde ocupará el cargo de arquitecto municipal, en una de las épocas de mayor auge de la ciudad, al coincidir con la instauración del Protectorado Español en Marruecos que será, sin duda, el motor de su transformación. El crecimiento demográfico que conlleva, motivará una serie de remodelaciones urbanísticas (reformas de calles, ensanches, apertura de otras nuevas, plazas, jardines, proyectos de ensanche interior, urbanización y alcantarillado, etc.), que, como en Ronda, son las que sentarán las bases de Ceuta como ciudad moderna y donde nuestro arquitecto, cuya obra se estudia en profundidad en este libro, será uno de sus principales artífices.