En el contexto de los estudios sobre el retrato, que constituye uno de los géneros más interesantes en la pintura española del barroco, la bibliografía sobre la producción granadina es más bien escasa y se centra, fundamentalmente, en las figuras individuales más representativas como Alonso Cano y algunos de sus discípulos como Bocanegra, Risueño, etc. Las características de la pintura de retratos en Granada tiene sus propias peculiaridades ya que ni se ubica la corte en ella, ni existe una amplia nobleza que demande este tipo de obras, por lo que la mayoría de los mismos va a tener un carácter eminentemente religioso. El presente estudio es una nueva y relevante aportación a los estudios en torno a la pintura de la Granada seiscentista, obra de una investigadora de sólida formación e íntimamente familiarizada con los entresijos del barroco granadino