Cada vez parece menos disputable que la naturaleza y los límites de la literatura son funciones de la teoría literaria y no al contrario. Partiendo de esta premisa de carácter general, los autores de este libro reflexionan desde ángulos diferentes sobre el papel que desempeña la teoría literaria en la docencia de la literatura, intentando plantear y acaso responder a preguntas tales como: ¿es posible aspirar a una pedagogía ateórica de la literatura?, ¿existe la literatura como objeto de estudio independiente y anterior a la especulación sobre ella?, ¿qué condicionantes ideológicos y profesionales contribuyen a ocultar su naturaleza inespecífica con respecto al medio lingüístico?, ¿por qué suele darse por supuesto con tanta facilidad que se tiene una noción clara de este fenómeno y que, por tanto, no se requiere clarificación previa a la enseñanza generalmente histórica de periodos, autores y obras?, ¿es la literatura una especie de juego encaminado a proporcionar únicamente placer al lector o, por el contrario, se trata de una forma de conocimiento del mundo real?, ¿es posible reformular la aplicación de la teoría literaria al análisis de textos clásicos para así convertirlos en algo más vivo y cercano al estudiante de literatura de nuestros días?